jueves, 8 de mayo de 2014

La doctora Odile Fernández: 'Mis recetas anticáncer'

La doctora Odile Fernández, autora del libro 'Mis recetas anticáncer', acompañada de su pequeño hijo Iker. Foto: La Pluma & La Herida
Ricardo Rondón Ch.

“Me llamo Odile Fernández Martínez, soy médico de familia y superviviente de cáncer”.

Así comienza, escrito en primera persona, ‘Mis recetas anticáncer’, libro de la facultativa española, esposa y madre de dos hijos,  que basado en una experiencia propia, la del progresivo y doloroso mal, se ha convertido en un material de consulta y apoyo, no sólo para aquellas personas que padecen la terrible enfermedad, sino para quienes la han detectado a tiempo o están interesados en prevenirla adoptando hábitos de alimentación, inducción psicológica, ejercicio y disciplina adecuados.

Hace cuatro años, cuando a Odile le fue descubierto un cáncer de ovario que estaba haciendo metástasis, el impacto fue demoledor, como sucede en estos casos, pero ella no le dio largas, con la premisa de que “al fin y al cabo todos vamos a correr la misma suerte, la de la muerte inexorable, y que quedarse en ese estadio de la desesperanza y el acabóse, es lo que nunca se debe hacer en estos episodios emergentes. Hay que dar la pelea”.

Un testimonio edificado en la fe y el coraje como cimientos, pero con la convicción y el optimismo de superar la dura prueba y salir adelante. “Yo lo logré y estoy segura que muchos pacientes lo pueden hacer. Lo importante es mentalizarse, llenarse de energía positiva, cumplir a cabalidad el tratamiento y poner en práctica otras ayudas alternativas desde la plataforma de la ciencia”.

Odile rubrica su disertación con una sonrisa dulce mientras amamanta a Iker (nombre de origen vasco que significa portador de buenas noticias), su segundo crío de brazos después de la recuperación. La verdad es que todo en ella, su semblante, el brillo de su cabello, su mirada limpia y amorosa, no delatan para nada la huella arrasadora del monstruo, como acontece con otros enfermos.

Tenerla frente a frente, en el marco de una cálida y amena charla en el stand que le corresponde de la 27° Feria Internacional del Libro de Bogotá, a donde llegó la semana anterior para presentar y firmar su obra, es una verificación de a puño para entender que sí se puede combatir la enfermedad, cuando se asume un tratamiento a conciencia y se siguen parámetros concretos de la medicina, de la bioenergética y de la holística, para retomar la calidad de vida de la que se gozaba antes de la enfermedad, mediante la potencialidad del sistema inmunológico, plataforma de la consecuente recuperación.

Desde la detección del mal, Fernández no se quedó quieta en su afán de investigación, alterno a las sesiones de la rigurosa quimioterapia, ineludible en estos casos, y más cuando el cáncer se está expandiendo.

“Lo primero que hice –y lo recomiendo- fue aceptar mi enfermedad. De ella, nadie está exento. Las estadísticas señalan que uno de cada tres hombres y una de cuatro mujeres, se verá involucrado con determinado cáncer en cualquier momento de su vida. Lo peor que se puede hacer es sentarse a observar y a malayar cómo progresa. No. Hay que actuar de inmediato y recurrir a estrategias contundentes:  en un lenguaje cifrado, algo similar a las que utilizan los campeones de vídeo- juegos para alcanzar sus marcas”.

El miedo: enemigo mortal de la rehabilitación, en palabras de la médica, es lo primero que se debe descartar para iniciar el proceso, “que no es fácil, por supuesto, todo depende de la energía positiva y los deseos  de superación que aportemos.  Porque la evolución del cáncer tiene que ver precisamente con el desbarajuste emocional, la negatividad, la angustia, la depresión. Todo eso hace que el sistema inmune flaqueé y se produzca el tumor, representado en el caldo de cultivo de las células cancerígenas. Es matemático: entre más te sientas aniquilado psicológicamente, estas células se van a multiplicar. No permitas que esto suceda”.

Una vez instalado en su nuevo escenario de vida, el de aprovechar al máximo cada minuto de su existencia, sin detenerse en elucubrar en lo que pueda pasar mañana, menos en la idea de la muerte, y afianzada en el amor y el respaldo de su familia, Odile Fernández Martínez se sumergió en sus investigaciones, en la búsqueda inagotable de otras fuentes veraces  de información para abonar en su tratamiento.

“Hay que tener cuidado, porque en Internet se encuentran muchas cosas valiosas, como también cantidad de mitos y de charlatanería. Por fortuna encontré un apartado muy interesante de información biomédica, que hace parte de la base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed), donde descubrí que hay un estupendo material científico alrededor de muchos aspectos que originan el cáncer:  la alimentación precaria,  la mala calidad de vida, la ignorancia que existe sobre el sistema inmunológico, y todo aquello que contribuye a que el cáncer evolucione, sin darnos cuenta, a pasos agigantados. Es más, quedé sorprendida de que todo esto no hubiera sido parte de mi formación académica y hospitalaria”.

En ese itinerario de investigación, la doctora Fernández llevó a la práctica una serie de métodos alternativos que ella explica detalladamente en su libro, a la par de una dieta saludable y óptima para el proceso, frutas y verduras, productos ecológicos, cereales especiales; ejercicio permanente pero balanceado, y lo que ella insiste en sus conferencias y consultas: “tranquilidad, bienestar psicológico, esa paz interior que tanta falta le hace a nuestro corazón”.

Dicho y hecho. En ese tránsito, relativamente breve, año y medio a lo sumo, Odile Fernández cursó a cabalidad el procedimiento oncológico, que equilibraba con las experiencias derivadas de sus consultas, de eliminar de su cocina alimentos procesados, cargados de azúcares, grasas y proteínas animales, para conectar con los alimentos que ella expone en su libro: ‘Mis recetas anticáncer’, que resume inspirada en la máxima de Hipócrates, Padre de la Medicina: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”.

Todo este valioso arsenal asociado a terapias alternativas de la medicina oriental como el Sihatsu, el Reiki, algunas asignaturas ayurvédicas, y como ella afirma, “el ánimo por el cielo, la fortaleza que nos brinda el espíritu y que se refleja en el físico, en nuestras emociones proyectadas a lograr lo que queramos si lo deseamos y lo programamos; incluso en ambiciones tan complejas como un cáncer que ya expande sus tentáculos en el organismo”.

Fue tal el empeño y la consagración en su proyecto de vida, que Odile Fernández, a mitad de camino de la quimioterapia, y después de los exámenes de rigor en estos casos, recibió una mañana la extraordinaria noticia de su oncólogo, de que estaba sanada. Qué ya no había de qué preocuparse. La felicidad la embargó, pero no se quedó en el llano entusiasmo de una celebración. Pensó que esta formidable experiencia debía compartirla, que muchas personas y pacientes en el mundo, necesitaban esta información.

De ahí salió la idea del libro y posteriormente de otros manuales de alimentación, pero también la gestión de su blog (http://www.misrecetasanticancer.com/), al alcance no sólo de enfermos e interesados, sino de la misma ciencia médica, que no deja de asombrarse de sus afortunados resultados.

Hoy, la doctora Odile expresa dichosa su satisfacción de que a través de sus libros, artículos y entrevistas concedidas a partir de su recuperación, y registradas en su blog, cientos de personas la aborden y le escriban para participarle conmovedores testimonios de rehabilitación y sanación: “Mi objetivo es ayudar a otras personas afectadas con cáncer y a otras que estén conscientes y dispuestas de su prevención. Desafortunadamente no existe la información suficiente de parte de médicos y oncólogos para tratar la enfermedad, y más desalentador aún, no hay una relación sensible y amigable entre especialista y paciente. Ese mutismo agrava la situación”.

Íker, el bebecito rubio de Odile Fernández, no cesa en su apetito materno. Le pregunto a la médica que si no le preocupó quedar embarazada a sabiendas que estaba en pleno tratamiento. Dice que no. Que su angelito es una prueba fehaciente de que estaba recuperada, pero que el embarazo no fue programado. Fue una señal del cielo.

-¿Y desearía otro hijo?


-¡Claro!, tenemos dos varoncitos. Ahora estamos trabajando en la niña.

Vea conferencia de la doctora Odile Fernández:
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