jueves, 7 de enero de 2016

Un batido con Alfredo 'Chocolate' Armenteros

'Chocolate' Armenteros con la inolvidable Celia Cruz, a quien acompañó con su mágica trompeta en los gloriosos tiempos de la Sonora Matancera. nbcnews.com
Ricardo Rondón Ch.

‘Chocolate’, cómo le sentaba y le sentará ese apelativo en la memoria imperecedera, si de asociarlo con la vitalidad, la energía y la sabrosura de la bebida caliente y espumosa que de manera habitual compartimos al desayuno, o del batido helado como estimulante refresco.

Antes de conocerlo y de entrevistarlo, creía que el remoquete de ‘Chocolate’, con el que el genial trompetista cubano fue reconocido en los escenarios del mundo y en la selecta discografía de la música latina -el Son cubano y el Latin jazz, específicamente-, tenía que ver con el color de su piel.

Hace ocho años, Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, a propósito de su visita a Bogotá, invitado especial al Festival Internacional de Jazz del Teatro Libre, revelaría su verdadera impronta en los anaqueles de la celebridad.

Si lo apodaban ‘Chocolate’, fue por su asombroso parecido con el indestronable campeón de boxeo cubano, de la categoría pluma, Eligio ‘Chocolate’ Sardiñas. Y así se quedó para siempre.

Ha partido (6 de enero de 2016), a la edad de 88 años, en mi modesta opinión, la versión tropical de Louis Armstrong, luego de cumplir con francos honores a una carrera rutilante que inició a temprana edad, en el seno de una humilde familia de la provincia cubana de Santa Clara (Cuba), y que en el transcurso de la misma alcanzó topes extraordinarios con las más importantes agrupaciones y orquestas, sin lugar a dudas, la decana de este género, la Sonora Matancera, en donde ocupó el privilegiado sitial de primera trompeta cuando apenas frisaba veinte años.

Innumerables sus vínculos y cooperaciones con la orquestas de Arsenio Rodríguez, Justo Betancourt, Julio Gutiérrez, Machito, Larry Harlow, Johnny Pacheco, los hermanos Palmieri, Ismael Rivera, Roberto Torres, José Fajardo, su primo, Benny Moré (el ‘Bárbaro del ritmo’), -a quien acompañó en la hora de su muerte-, y de esa larga lista, con Lucho Bermúdez, el clarinete mayor del jazz band de Carmen de Bolívar, para la grabación de su Lp. ‘San Fernando’, en la inigualable voz de Matilde Díaz.

‘Chocolate’, todo un personaje en el mejor sentido de la palabra, con aires de figurón de Hollywood, bien parado y elegante, y una chispa a flor de labios sazonada de aventuras y anécdotas, y de esa inevitable costumbre del habitante antillano: el vacilón, el ‘tremendo vacilón’ que, en lo que corresponde al caribe colombiano, Gabriel García Márquez inscribió en su prolífica narrativa como mamadera de gallo.

La siguiente crónica, resultado de una corta pero amena conversación que sostuve con Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, fue publicada el 19 de septiembre de 2008, en el antiguo diario El Espacio. Hoy, para despedir con un solo de trompeta celestial al maestro de maestros, la comparto gustoso con ustedes.
    
**********                                      ***********                                       **********
Breve coloquio del legendario músico cubano durante una lustrada en un hotel capitalino

UN ‘BATIDO’ CON ALFREDO ‘CHOCOLATE ARMENTEROS

Alfredo 'Chocolate' Armenteros, en un sólo de trompeta, en su apartamento de Nueva York, posando para el fotógrafo del Daily News  
-¡Epa!, caballero, ¡que banderazo!

La voz sale del fondo del alma de don Hernando Rojas, o ‘Rojitas’, el popular lustrabotas del Hotel Tequendama, en Bogotá, con cuarenta años de trayectoria en ese recinto.

Quien se ha sentado bien de mañana en su antigua silla de peluquería de marca alemana, ubicada en la parte posterior del lobby del emblemático hospedaje capitalino, es nadie más ni nadie menos que Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, la trompeta más célebre y afinada que haya dado en su historia la Música cubana y el Latin jazz.

Cualquiera hubiera imaginado a ‘Chocolate’, al borde de los 80 años, encorvado, tomado del brazo de su asistente de turno y hablando a cuenta gotas con una afonía crónica entre pecho y espalda, pero no. El hombre camina erguido como un dandy extraído de una novela de Scott Fitzgerald, la frente en alto y una mirada que chisporrotea encanto y vitalidad, embutido en un traje crema de lino y luciendo unos zapatos de maravilla, a lo mejor comprados en una de esas pomposas boutiques que abundan en la Gran Manzana.

‘Chocolate’, sentado como un pachá, le sugiere al venerable ‘limpiabotas’ (como les dicen en Cuba), que lo lustre con amarillo y a la ‘americana’.

-Los ‘limpiabotas’ en la Habana, y presumo que en todas partes del mundo, son tipos muy bien informados: hablan de política, de deportes, de cultura, de música, de mujeres, y de periódicos-, afirma el legendario trompetista, observando atento a quien se esmera por embellecer su fino calzado.
  
‘Chocolate’ saca del bolsillo interior de su blazer un habano, se lo pone entre labios, pero no lo enciende. En la solapa le brilla una trompeta de oro que le regaló un aficionado colombiano durante una fiesta en Nueva York, hace 25 años. En la mano derecha luce un reloj con manecillas de trompetas, obsequió de uno de sus hijos.

La trompeta: esa ha sido su carta de presentación desde cuando tenía 11 años y ya afinaba en la Orquesta Municipal de Riachuelo, en La Villa, su pueblo natal, en la provincia de Santa Clara.

Antes, más pequeño, Dios sólo sabe cómo fue que resultó con un cornetín amarrado al cinto, y se camuflaba en los cañaduzales con Richard Egües, el famoso flautista de la Orquesta Aragón, para apostar quién era capaz de sacar la nota más alta. Y la más baja.

'Chocolate' con Andy García, luminaria del cine y productor musical, ganador del Grammy por 'Ahora sí', estupendo álbum grabado por Israel 'Cachao' López. nbcnews.com 
-La trompeta fue mi primer juguete. Este instrumento lo aprendí jugando, luego lo estudié en la academia, y se convirtió en mi estilo de vida. Con la trompeta me he ganado el sustento, el pan de mis ocho esposas y de mis sietes hijos, y con ella he recorrido más de 50 países del mundo. La trompeta ha sido el amor más fiel que he tenido. Las mujeres han vivido celosas de ella. No resisten que yo la ame tanto.

Más de cien álbumes, desde los primeros de vinilo de 75 revoluciones, entre longplays y discompactos, dan cuenta de la extraordinaria producción musical del maestro Armenteros, que ha grabado con los grandes de la Música cubana y del Jazz de todos los tiempos: René Álvarez (su debut como profesional), con su primo segundo, Benny Moré, el conjunto de Arsenio Rodríguez, con Celia Cruz, en los tiempos de la Sonora Matancera -donde fue primera trompeta a la edad de 20 años-, y de ahí en adelante, en las descargas de Israel ‘Cachao’ López; el Grupo Folclórico Experimental Neoyorkino; Charlie y Eddy Palmieri, Vitín Avilés, Nat King Cole, José Fajardo, Roberto Torres, Rubén Blades, por sólo nombrar un puñado de estrellas.

Amén de sus álbumes instrumentales, dignos de coleccionistas por haber trascendido como joyas de lo más selecto del Latin Jazz: ‘Chocolate en Guajira’, ‘Chocolate en trompeta’, ‘Chocolate en cueros’, ‘Chocolate en sexteto’, y de lo más reciente, su participación con la orquesta Cobo y Caimán, tal y como está diseñado el repertorio que trajo a Colombia como invitado de honor al Festival Internacional de Jazz (el 15 de septiembre en Medellín y el 21 en Bogotá), que estuvo asesorado por Pablo García Peña, uno de los melómanos criollos más versados y acreditados en nuestro país.

-Maestro, y lo de ‘Chocolate’, ¿por el color?

El trompetista suelta una carcajada y refiere una anécdota que data de muchos almanaques.

-¡No!, hombe, podía ser, pero eso en realidad fue porque, cuando era muchacho, una admiradora me confundió con uno de los más poderosos boxeadores que ha parido Cuba en su historia: Eligio ‘Chocolate’ Sardiñas Montalvo, indestronable campeón de peso pluma. Y así me quedé: ‘Chocolate’ Armenteros. Si tú preguntas en Cuba o en Nueva York por Alfredo Armenteros, a secas, estoy seguro que nadie te dará razón.

Al compás del brillo que ‘Rojitas’ le saca a sus zapatos de película, ‘Chocolate’ agrega al reportaje otra anécdota de su fecunda cosecha.
La sonrisa de la satisfacción y el deber cumplido

Pone de presente el artista que ‘San Fernando’, la pieza más representativa del maestro colombiano Lucho Bermúdez, no fue grabada en Colombia, sino en Cuba, y no por la Orquesta Aragón, como señalan algunas reseñas, sino por la Orquesta Sabor, de Bebo Valdés, el padre de Chucho, fundador y director de Irakere, en la voz de Matilde Díaz.

-Colombia tiene una música muy sabrosa, chico. Hay letristas de marca mayor. Lucho fue uno de ellos. Fue mi amigo y me dolió mucho su partida, pero hoy hace parte de esa exclusividad que se ganan los grandes en el panteón de la eternidad.

-Déjeme decirle que para quienes amamos este género, usted es una versión tropical de Louis Armstrong...

-Honor que me haces. Ese concepto tienen de mí en Nueva York, y a mí me honra ese detalle porque el inmortal ‘Satchmo’, como lo llamaba Julio Cortázar, es el gran pilar y el mejor ejemplo a seguir como compositor e intérprete.

No resisto preguntarle por qué no enciende su puro extralargo, y él, con la sagacidad y malicia repentistas, propias de los cubanos, responde.

-¡Hombe!, porque aún está muy de mañana para un cogñac. Y un puro es bueno, pero con un cogñac. Lo hice para que tu amigo (el reportero gráfico) me tomara la foto.

El viejo ‘limpiabotas’ del hotel aplaude el gracejo y Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros se levanta como un príncipe camerunés, se ajusta sus gafas polarizadas y deja flotando en el aire las notas de ‘El Manicero’, con un silbido prolongado que nos incita a marcar la clave con un chasquido de dedos.

-¡Epa!, caballero.

Disfrute de lo mejor de Alfredo 'Chocolate' Armenteros: bit.ly/1ZcgPc4
Share this post
  • Share to Facebook
  • Share to Twitter
  • Share to Google+
  • Share to Stumble Upon
  • Share to Evernote
  • Share to Blogger
  • Share to Email
  • Share to Yahoo Messenger
  • More...

0 comentarios

 
© La Pluma & La Herida

Released under Creative Commons 3.0 CC BY-NC 3.0
Posts RSSComments RSS
Back to top