miércoles, 21 de septiembre de 2016

El Tejido de una Paz Estable y Duradera

La mezzosoprano colombiana Mónica Danilov, en una conmovedora interpretación de un fragmento del aria Pensieri von mi tormentate, de la ópera Agripina, de G.F Händel. Foto: La Pluma & La Herida  
Ricardo Rondón Ch.

Alto serio y espacioso cielo / que con tus influencias enriqueces / la hermosa parte de mi suelo / y la engrandeces con tu alto vuelo, / y si al afligido tú favoreces / favoréceme en el clamor de mi  plegaria / que soy la pobre y desdichada patria / ¿Será posible que yo siga siendo esclava de las más atroces guerras?

En vísperas de los funerales de la guerra fratricida, la Patria, aunque dolida y apaleada, pero entera, convocó a la Memoria y a la Palabra, y a las mujeres que por siglos han sido víctimas del conflicto, a las madres que nunca pudieron recobrar los cuerpos de sus hijos caídos en el campo de batalla, y a las Penélopes homéricas que pacientes, siguen tejiendo para menguar la eterna espera de sus hombres, los guerreros.

Y la Patria fue enfática. Su voz hizo eco en los confines de la tierra, gracias a la Palabra sanadora y conciliadora, artífice del perdón y de la reivindicación de los pueblos. Y después de muchos años opacos de violencia y dolor, la Patria recuperó la Memoria para que las mujeres y madres ordenaran a sus hombres y a sus hijos un alto definitivo en el absurdo y pedregoso camino del rencor y de la muerte.

Leonor González Mina, La Negra Grande de Colombia, representa a la Patria. Foto: La Pluma & La Herida
La Patria: Leonor González Mina, La Negra Grande de Colombia, que hace más de cuarenta años entonó en su voz de negra herida la cumbia desgarrada del maestro José Barros, con música de Gabriel Romero:

Violencia, ¡maldita violencia! / Por qué no permites que reine la paz, / que reine el amor, / que puedan los niños dormir  / en sus cunas sonriendo de amor.

La Memoria: Alejandra Borrero, actriz de connotada trayectoria y una de las activistas más incisivas y frecuentes desde la creación y la sensibilidad contra el maltrato a la mujer.

La Palabra: Carmenza Gómez, genio histriónico y parlante permanente de los despropósitos y las iniquidades sociales a través del lenguaje teatral, verbigracia sus recordadas interpretaciones en La Cándida Eréndira, Electra, Bodas de sangre y La Siempreviva, clásico del teatro colombiano.

Carmenza Gómez lleva impresa la Palabra, fuente de amor, perdón y reconciliación. Foto: La Pluma & La Herida 
Montaje trascendental

En el Día Internacional de la Paz (21 de septiembre), estas mujeres, ataviadas con mantas guajiras impresas de fonemas Wayuú y marcadas expresiones castizas, rodeadas de reconocidas figuras de la actuación como Kepa Amuchastegui, César Badillo, Ramsés Ramos, Fabián Medina, Carolina Cuervo, Rodrigo Candamil, Karoll Márquez, Luis Fernando Hoyos y Maia Landaburu, entre otros, con el magistral marco sonoro de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, el Coro de la Ópera de Colombia, y de veinte miembros del Laboratorio Víctus: civiles, militares en retiro, desmovilizados de la guerrilla y de las autodefensas, son los convocados para invitar a los colombianos de todas las edades y condiciones sociales a iniciar en conjunto el Tejido de la Paz que delegaremos con entusiasmo y esperanza a las generaciones venideras.

Karoll Márquez, Maía Landaburu y Rodrigo Candamil, prestos al ensayo final. Foto: La Pluma & La Herida
En la Plaza de Bolívar de Bogotá, y con el Capitolio Nacional como telón de fondo, bajo la dirección de Natalia Menéndez, destacada actriz y directora teatral española, con dramaturgia de Elena María Sánchez, también de la Península Ibérica, y más de 120 artistas en escena, Tejiendo la Paz es una suerte de poema sinfónico que integra textos líricos y épicos de diferentes autores en distintas épocas, como la libre adaptación de El cerco de Numancia, la célebre obra de Cervantes que narra el cruel sometimiento de un pueblo a costa de vejámenes y humillaciones, hasta extinguirlo por inanición.
Desde la Memoria, Alejandra Borrero invita a reflexionar sobre el gran daño que se le ha hecho al país en todos estos años de violencia. Foto: La Pluma & La Herida
Autores y voces

En ese entramado de Numancia, rico en alocuciones de clamores y proezas, al mejor estilo del gran Cervantes, se integran relatos y pasajes de autores memorables como Gabriel García Márquez (en el prólogo), Eurípides, Sófocles, Aristófanes, Miguel Rocha Vivas, Alfredo Vaním, Miguel Ángel López, María Zambrano, Hugo Jamioy Juajibioy, Yenny Muruy Andoque, y de los poetas Caros Castro Saavedra y Jotamario Arbeláez.

Alterno a la lectura dramática de los diecisiete actores, la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia y las sesenta voces del Coro de la Ópera de Colombia, con sus respectivos directores invitados, Alejandro Roca y Luis Díaz Hérodier, interpretarán fragmentos pertinentes de tres oratorios del compositor alemán George Friedrich Händel como Zadock The Priest, Israel in Egypt y de El Mesías.

A su vez,  la voz privilegiada de la mezzosoprano colombiana Mónica Danilov (La Novicia Rebelde, de Misi), interpretará la conmovedora aria: Pensieri, von mi tormentate, de la ópera Agripina, de Häendel, que narra la tragedia de la madre de Nerón, implicada en el Imperio romano por el complot contra el emperador Claudio, para entronizar al hijo que más tarde ordenaría su muerte.

No podía faltar una de las voces dramáticas más relevantes y recordadas del teatro colombiano: la de Kepa Amuchastegui. Foto: La Pluma & La Herida 
El gran tejido

En el tránsito del espectáculo, ilustrado en los muros del Capitolio con una secuencia de imágenes multimedia, y un programa de mano que al abrirlo toma la forma de una paloma de origami, los asistentes podrán disfrutar de manera gratuita de una velada óptima para sanar corazones y comenzar con todos los ánimos y la fe que atestigua la firma del Acuerdo entre el Gobierno y las Farc, el Gran Tejido Redentor de una Paz Estable y Duradera.

Al final de la propuesta performática, los integrantes del Laboratorio Victus, integrado por víctimas del conflicto armado, utilizarán más de 3.000 metros de cinta para generar de manera lúdica una trama que representa el Tejido de la Paz.

La bella y talentosa Carolina Cuervo interpreta a todas las mujeres víctimas del dolor y la desolación de la guerra. Foto: La Pluma & La Herida 
Personajes y actores

La narración estará a cargo de un elenco de diecisiete actores, quienes han aportado su talento para darle vida a los personajes de la obra: Palabra (Carmenza Gómez) / Memoria (Alejandra Borrero) / Cipión (César Badillo) / Jugurta (Luis Fernando Hoyos) / Quinto Fabio (Ramsés Ramos) / Numantino 2 (Jacques Toukhmanian) / Patria (Leonor González Mina) / Río (Daniel Díaza) / Teógenes (Kepa Amuchastegui) / Corabino (Fabián Mendoza) / Numantino 1 (Manuel José Chávez) / Leoncio (Karoll Márquez) / Morandro (Rodrigo Candamil) / Mujer 1 (Carolina Cuervo) / Mujer 2 (Liliana Escobar) / Lira (Maia Landaburu) / Hijo (Matías Ramírez). El público también podrá apreciar la interpretación de la cumbia Violencia, del compositor José Barros, en la voz de Leonor González Mina.

Tejiendo la Paz, un espectáculo de profunda sensibilidad y reflexión, abierto gratuitamente a todos los públicos. Foto: La Pluma & La Herida 
Tejiendo la Paz, es una iniciativa del Ministerio de Cultura y el Teatro Colón (con su director Manuel José Álvarez), que se lleva a cabo  para celebrar el momento histórico que vive el país y el Día Internacional de la Paz proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 36/67, y en el que se invita a todos sus países miembros  a “conmemorar y fortalecer los ideales de Paz en cada Nación y cada pueblo entre ellos”.

Tejiendo la Paz se presentará este miércoles 21 de septiembre, a partir de las 6:00 p.m., en la Plaza de Bolívar de  Bogotá, con entrada libre y transmisión por televisión a través de señal pública y vía streaming en portales y redes sociales.

Camino de la Patria

(Carlos Castro Saavedra)


Cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda.
Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas.
Cuando los tejedores de sudarios oigan llorar a Dios entre sus almas.
Cuando en el trigo nazcan amapolas y nadie diga que la tierra sangra.
Cuando la sombra que hacen las banderas sea una sombra honesta y no una charca.
Cuando la libertad entre a las casas con el pan diario, con hermosa carta
Cuando la espada que usa la justicia aunque desnuda se conserve casta
Cuando reyes y ciervos juntos  al fuego, fuego sean de amor y de esperanza.
Cuando el vino excesivo se derrame y entre las copas viudas se reparta.
Cuando el pueblo se encuentre y con sus manos teja él mismo sus sueños y su manta.
Cuando de noche grupo de fusiles no despierten al hijo con su habla.
Cuando al mirar la madre no se sienta dolor en la mirada  y en el alma
Cuando en lugar de sangre en el campo corran caballos, flores sobre el agua
Cuando la paz recobre su paloma y acudan los vecinos a mirarla.
Cuando el amor sacuda las cadenas y le nazca dos alas en la espalda.
Sólo en aquella hora podrá el hombre decir que tiene patria.

Marta Gómez, 'Para la guerra nada': http://bit.ly/1yDhV40
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