martes, 5 de septiembre de 2017

Bienvenido Francisco, peregrino de esperanza y paz

Y llegó el anunciado día: Francisco en Colombia, una visita trascendental para el perdón y la reconciliación que tanto anhelamos los colombianos. Foto: CEC
Ricardo Rondón Ch.

Cálido, emotivo, con el espíritu solidario y abierto a la admiración que siente por Colombia y por sus gentes luchadoras, de fe inquebrantable en medio del dolor y las fatigas que ha dejado los azotes de la violencia, de sus miles de huérfanos y viudas durante tantos años de guerra, el papa Francisco, en la víspera de su arribo a Bogotá este miércoles 6 de septiembre de 2017, compartió un fraternal saludo de gratitud a los colombianos, como abrebocas a la anunciada cruzada apostólica que realizará por la capital de la República, Villavicencio, Medellín y Cartagena.

“Agradezco a  cada uno de ustedes que me acogen en su tierra y en su corazón. Sé que han trabajado. Y han trabajado mucho para preparar este encuentro. Mi agradecimiento a todos los que han colaborado”, indicó.

“Demos el primer paso es el lema de este viaje”, agregó el Santo Padre, quien subrayó que esta consigna representa que “siempre se necesita dar un primer paso para cualquier actividad y proyecto. También nos empuja a ser los primeros para amar”, recalcó.

El máximo jerarca de la Iglesia católica enfatizó que llegará a Colombia como un “peregrino de esperanza y de paz”, al reiterar su agradecimiento al presidente Juan Manuel Santos y a las autoridades eclesiásticas del país por el emprendimiento en las gestiones que han hecho posible su visita.

La del papa Francisco, una estampilla en honor a su visita, que hará historia. Foto: La Pluma & La Herida
Antes de finalizar su mensaje de gratitud, reconciliación y afecto, pidió a todos los colombianos rezar por él, una solicitud que hace a los fieles desde el momento mismo de su elección como el sucesor de Pedro, el N° 266.

“Queridos hermanas y hermanos colombianos: deseo vivir estos días con ustedes con ánimo gozoso, con gratitud al Señor. Los abrazo con afecto y le pido al Señor que los bendiga, que proteja vuestro país y les conceda la paz. Y a nuestra madre la Virgen Santa que los cuide”.

Francisco, peregrino de esperanza y paz, llega a Colombia en momentos cruciales de su historia, primero con la expectativa de la vuelta de página que ha dado el grupo subversivo más antiguo y lacerante, el de las FARC, al dejar las armas para debatir desde las ideas como movimiento político, y segundo, por la buena nueva del ELN, desde Ecuador, con el pacto del cese al fuego y de toda actividad bélica o destructiva que afecte la vida civil, a partir del 1° de octubre.
     
Firmes para dar el primer paso

¿Qué acto de contrición hacemos cuando ofendemos o humillamos a nuestro prójimo? O lo contrario: ¿Cómo nos sentimos cuando recibimos de alguien ultraje o desprecio? ¿Y qué esperar cuando esos insultos y agravios se tornan en una reacción en cadena, destructiva y desoladora, como la que ha vivido Colombia? ¿En qué momento nos dejamos arrastrar del odio y el rencor, si ante los ojos de Dios Supremo, todos somos iguales?

La visita del Papa Francisco a Colombia no puede ser más oportuna en momentos complejos y decisivos que vive la nación: una guerra declarada entre diversos flancos del poder, la ambición y la política, una polarización radical nunca antes vista, una corrupción estatal en todos sus niveles, y un desencanto general del ciudadano del común que no encuentra asidero ni solución a tantos entuertos y dilemas, en medio de un proceso de paz discutido, en ciernes, enfrentado a todo tipo de confrontaciones, críticas y desacuerdos.

Uno de los papamóviles en los que se trasladará el Santo Padre. Foto: La Pluma & La Herida 
El Sumo Pontífice, que desde Roma ha enviado mensajes esperanzadores de perdón, optimismo y reconciliación, llega a Colombia como el mediador más autorizado, desde su sabiduría y magisterio, como ministro de fe y representante ante el mundo de la Iglesia Católica, a apaciguar tensiones y diferencias, y a darnos una voz de aliento a través de la oración para limar asperezas, sanar heridas del pasado, reconfortarnos en la palabra, y avanzar en el nuevo camino redentor que nos espera, tal cual el mensaje oficial de su visita, avalado por la Conferencia Episcopal de Colombia: Demos el primer paso.

Enhorabuena a su peregrinaje de bendición y alegría para todos los colombianos, en nombre de su Santidad, sin distingos de razas, edades y estratos sociales. Francisco en Colombia se traduce en un símbolo de renacer, de cambio, de perdón, reconciliación y hermandad; de no volver a mirar lo malo y doloroso del pasado nacional, sino de concentrarnos en un nuevo punto de partida con la luz y el amor de Cristo, y del enorme valor que representa su Evangelio.

Porque no de otra manera, la palabra es el instrumento que promueve e intensifica los valores que corresponden a una sociedad justa, solidaria y equitativa, y que nos compromete como hijos de Dios a procurar ese cambio positivo que hemos estado anhelando.

Ha llegado el momento, nos dice Francisco, de dar ese paso trascendental en la historia de Colombia, para vislumbrar un amanecer despejado, libre de cadenas, dispuestos y optimistas a la gran trasformación personal y colectiva, al país pujante, orgulloso y generoso para las generaciones venideras.

¡Bienvenido, Francisco! Tu presencia nos llena de vida, amor y esperanza.

Propósitos esenciales de la visita papal

Monseñor Fabio Suescún, director ejecutivo de la visita papal. Foto: La Pluma & La Herida

La Conferencia Episcopal de Colombia y sus titulares encargados de la gran cruzada apostólica del papa Francisco en nuestro país: Monseñor Óscar Urbina, su presidente; Monseñor Fabio Suescún, director ejecutivo de la gira, y el padre Juan Álvaro Zapata, director nacional del comité teológico-pastoral de la visita, comparten los diez propósitos esenciales que el Santo Padre trae para los colombianos.

No sobra aclarar que estas intenciones de su Santidad no pueden ni deben relacionarse con pretextos o ideologías políticas, o como una efímera formalidad protocolaria, sino como la gran oportunidad para ahondar en la reflexión, en la oración y en el cambio, con una mirada compasiva hacia el sufrimiento del otro, de la necesidad del prójimo, de despojarnos de una vez por todas de ese manto de hipocresía y de inseguridad  que no nos ha permitido avanzar por el sendero del perdón y la reconciliación.

Estos diez mensajes son para tenerlos en cuenta y ponerlos en práctica. Para compartirlos con nuestras familias, los hijos, los vecinos, los compañeros de trabajo, a toda hora y en cualquier espacio, y no únicamente durante la estadía del Sumo Pontífice en Colombia, sino en el día a día, como una agenda a desarrollar.

Francisco, con estos propósitos, cumple con preparar el terreno y sembrar la semilla. Allá nosotros si nos esmeramos por cuidarla y cultivarla para cosechar los anhelados frutos.

1. Demos el primer paso

Se presenta el sentido de dar el primer paso y los criterios que rigen la visita apostólica.

2. Y tú Pedro: confirma en la fe a tus hermanos

Se busca presentar el fundamento, razón de ser y misión del papa en el mundo y en la Iglesia, para que comprendamos la importancia de esta visita al país.

3. Avivemos la fe que el Señor ha sembrado

Es necesario fortalecer la experiencia de la fe que ha fundado nuestro país, para que volvamos la mirada a Dios y reconozcamos que nuestra vida tiene sentido si Él forma parte de nuestra existencia.

La sonrisa de esta terna de misioneros franciscanos, simboliza el ambiente optimista que vive Bogotá con el arribo de su Santidad Francisco. Foto: La Pluma & La Herida
4. Crezcamos en la esperanza

Por muchas razones nos hemos dividido y enfrentado como colombianos, lo que trae consigo desesperanza y negativismo. Por ello, esta es una gran oportunidad para que volvamos a esperar y a creer que un mañana mejor es posible para Colombia.

5. Demos frutos de caridad en nuestras comunidades

En la mente todos tenemos los valores que hemos de vivir en el día a día, pero es necesario que fomentemos obras concretas de caridad en medio de los que viven a nuestro lado.

6. Sembremos confianza en nuestras relaciones

Muchos colombianos han perdido la confianza en los demás o en el mismo país, por lo que aquí se busca que reflexionemos sobre la necesidad de volver a creer en nosotros mismos, en Colombia, si queremos transformar a nuestra nación.

7. Sembremos paz en nuestras palabras

La guerra no solo se hace con bombas, sino con cada palabra hiriente y ofensiva que sale de nuestros labios, por lo que en este taller buscamos que cambiemos nuestras palabras por aquellas que favorezcan el respeto al otro.

Francisco, el papa en Colombia, peregrino de esperanza y paz. Foto: AFP
8. Sembremos bondad con nuestros actos

Nuestros actos han de estar cargados de buenas intenciones y no de malicia o trampa si en verdad queremos la paz. Es perentorio que cada colombiano ejercite el bien en cada acción que realice.

9. Sembremos justicia en nuestras decisiones

Colombia, con dolor, es uno de los países más injustos e inequitativos del mundo, por lo que es el tiempo para que busquemos por medio de nuestras determinaciones favorecer el bien común y respetar los derechos de los demás.

10. Sembremos la alegría del perdón

Habrá paz verdadera entre los colombianos si somos capaces de volvernos a reencontrar como hermanos, pero para lograrlo es necesario bajar la guardia, olvidar los rencores y brindarnos el perdón entre familiares, amigos, conocidos o desconocidos. Solo así resurgirá la felicidad de una nueva realidad en Colombia.
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