miércoles, 6 de diciembre de 2017

Hay momentos inolvidables: Revellion Cultu-Bar es uno de ellos

En pleno corazón de Bogotá, Revellion Cultu-Bar te abre las puertas a experiencias y momentos que jamás olvidarás. Foto: Archivo particular 
Ricardo Rondón Ch.

El centro capitalino amplía día a día una seductora carta de propuestas y expectativas en lo que a cultura, arte y esparcimiento se refiere.

Hablar del corazón de Bogotá y de sectores icónicos como La Candelaria, es remitirse a un atractivo complejo histórico y cultural de un preciosismo único en cuanto a arquitectura colonial, calles y recovecos adoquinados, balcones de ensueño, antiguos hoteles que prevalecen más allá del tiempo y la modernidad, y hoy por hoy, un conjunto de bares y restaurantes, disímiles en estilos y tendencias.

Uno de ellos, Revellion Cultu-Bar, que ostenta una bellísima e inquietante decoración, seductor y confortable espacio para la gastronomía, las bebidas del mundo, la música, el arte y el placer de compartir nuevas y excitantes experiencias, enclavado en el miocardio capitalino, a espaldas de la emblemática torre del Hotel Continental, hoy rejuvenecida y actualizada en un funcional y aventajado centro de negocios.

Jennifer Blanco, anfitriona host de Revellion, te da la bienvenida y te ilustra sobre la fascinante atmósfera de época que envuelve este recinto. Foto: La Pluma & La Herida 
El transeúnte desprevenido o el turista que ha llegado de remotas tierras, no tendrá pierde al momento de abordar Revellion (calle 16#4-23), fascinante Máquina del Tiempo, punto equidistante del centro histórico de la capital, puerta grande al sector de La Candelaria, aledaño al Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez, la septuagenaria Librería Lerner, y el Eje ambiental, rastro romántico del río San Francisco, que en el pasado cruzaba a su aire la vieja Santa Fe.

Para recalcar que el visitante no tendrá extravío, justo a la entrada está la imponente máquina de vapor que resume siglos de leyendas y nostalgias ferroviarias con su acompasado latido de locomotora, que en Revellion, para sorpresa de sus visitantes, se activa al abrir la puerta del ascensor.

Allí los recibirá, con su ilustrativo protocolo de bienvenida, Jennifer Blanco, la anfitriona host del lugar, una espléndida y agraciada chica como extraída de Alicia en el país de las maravillas:

Embarcarse en Revellion es emprender un fabuloso viaje por el jazz, el son, los ritmos del Pacífico, el bolero y lo más significativo de la música antillana. Foto: Archivo particular
Bienvenidos a Revellion. Acaban ustedes de cruzar una puerta mágica. Prepárense para disfrutar de un lugar que evoca las alucinantes historias de Julio Verne, el glamour y la sofisticación de la época victoriana, los cuentos de los bosques de Canterbury, y las impactantes aventuras consagradas a la Revolución Industrial y a su matrona insigne: la Máquina de vapor”.

Una vez cumplido el descenso, se abren puertas, y la perplejidad de los presentes corre por cuenta de su fascinante entorno. Un ambiente de múltiples facetas, una visión poliédrica de matices, atmósferas, aromas, sabores, maravillosos anticuarios como sextantes, astrolabios, manómetros de ferrocarril, un decorado surrealista de ultramarinos que te transporta a las asombrosas profundidades del océano que narró Julio Verne; una generosa barra circular que evoca la de los viejos pub de Trafalgar Square o del Soho neoyorkino, el escenario artístico y musical estilo cabaret francés, y una colección de sombreros que envidiaría Phileas Fogg, protagonista de la memoriosa novela La vuelta al mundo en ochenta días.

Reliquias como este casco de los turbulentos tiempos de Tercer Reich, hacen parte de la colección de objetos de Revellion. Foto: Archivo particular
Pero es solo el comienzo, el umbral que atrapa de entrada la atención y la intención del público, porque en Revellion, una vez adentro, eres tú quien se encarga de narrar tu propia aventura, el disfrute que demanden tus cinco sentidos, sólo o con amigos, en plan de almorzar con el acompañamiento al piano del maestro Jesús Mosquera (pianista estrella del recordado Arista Son), o al caer la tarde, en plan de rumba, con el conjunto de sones y montunos, al mejor estilo de los bares de la Habana Vieja, con la vibración y sabrosura de Buena Vista Social Club.

En la barra de los espejos, el poster del ingeniero cubano Francisco Javier Cisneros, pionero del auge ferroviario en Colombia por las breñas del Río Grande de la Magdalena, y a quien se debe la construcción del Ferrocarril de Antioquia, posa con su mirada grave, penetrante, y sus espesos mostachos, como la figura alegórica de Revellion, alma tutelar del concepto de este Cultu-Bar, fuente de inspiración del visitante para gozarlo y compartirlo de acuerdo a las circunstancias: una cena íntima fuera de lo común, la celebración ideal para un grupo familiar, de amigos o compañeros de oficina, o una inolvidable despedida de soltero o de soltera como diseñada por el director de arte de Quentin Tarantino, con el guiño de un Fredy Mercury ensamblado en un pulpo, capitán a bordo del decorado.

La Máquina del Tiempo, joya de la corona de Revellion Cultu-Bar. Imperdible la selfie con ella. Foto: La Pluma & La Herida 
El objetivo de sus propietarios, Norberto Garcés, Victoria Mulgannon y Jorge Beltrán, es que Revellion Cultu-Bar propone, y tú dispones, es decir -aunque suene a clisé, pero obliga reafirmarlo- te hacen sentir como en casa, con hospitalidad y profesionalismo, prestos a ofrecerte una experiencia inolvidable, que no solo queda flotando en el ambiente sino en las increíbles postales que te puedes llevar para el recuerdo, enmarcadas en el concepto mundialmente conocido  como Steampunk, inspiración del Burning Man, con esa estética legendaria del cinematográfico Wild wild west. 

Un espacio concebido para la inspiración y la creación, que Norberto (arquitecto de profesión), su cónyuge Victoria (empresaria, publicista, experta en comunicaciones), y Jorge (ingeniero) hicieron posible luego de varios años de restauración, diseño y montaje, y de, vaya paciente labor, recaudar en anticuarios, rastrillos del mundo, y a través de inimaginables contactos de coleccionistas, piezas y objetos de gran valía como las lámparas donde se ubicaba el equipaje en el antiguo Aeropuerto El Dorado, los embalajes de ferrocarril convertidos en hornos y parrillas, fragmentos de aviones y embarcaciones de época, la colección de sombreros de distintas partes del mundo (cada uno con una historia particular), y la joya de la corona de Revellion que es justamente la Máquina del Tiempo, imponente a la entrada, que nunca pasa desapercibida para el peatón, y de la que no puedes resistir a  a tomarte una fotografía con ella.

La fantástica colección de sombreros, como este que hace alusión al mítico cíclope. Foto: La Pluma & La Herida
Vale la pena recomendar que los sombreros (una treintena) están en la barra a disposición del público, y no tienen valor, pero tampoco están a la venta. Son artilugios para admirar y lucir en fotografías, y para curiosear e indagar en sus orígenes.

De eso se encarga Jennifer Blanco cuando le piden el favor de narrar las historias surrealistas que los envuelve, como el sombrero del ojo a manera de cíclope, que tiene la virtud, según ella, de ver el futuro; el sombrero- reloj, capaz de detener el tiempo; o el sombrero-brújula, para aquellos marinos y tripulantes extraviados que luego de fatigosas travesías, llegan a puerto confiable y seguro: Revellion.
   
Oz Marín, todero de la vida y de las artes, oriundo de Medellín, es el encargado de la programación habitual de Revellion, que incluye desde tertulias de arte, música, cine, literatura, pasando por clases de salsa, jazz y bossa nova, hasta platos fuertes de fin de semana con  orquestas y solistas de la talla de Alfredo de la Fe, Andrea Echeverry y Aterciopelados, Zaperoco (maestros del jazz), Maía, Carolina Gaitán, Natalia Bedoya, y espectáculos de stand up comedy como los de Antonio Sanint y Julián Arango, con invitaciones abiertas a los talentos presentes entre la clientela, dispuestos a ejecutar un instrumento o interpretar una canción.

La barra rotonda con los mejores licores del mundo. Foto: la Pluma & La Herida
La banda sonora de Revellion varía de acuerdo al día, el estado de ánimo, y las preferencias de los comensales. De modo que una velada puede transformarse en un alucinante viaje por ritmos autóctonos del Pacífico, jazz, blues, swing, rhythm and blues, latin jazz, salsa, pentagrama caribe con altura y calidad, y al final, sones, montunos y boleros del maestro Jesús Mosquera.

¿Quieres degustar de un cóctel en la barra principal?

Si eres perito en mixturas, si sabes lo que quieres, y si te atreves a sugerir porque estás seguro y confiado de sentar cátedra de experiencias sensitivas y de pleno regocijo con licores, ubícate cómodo y enciende las luces plenas de tu buen gusto.

Seguro que de entrada te recomendarán un Negroni con base de ginebra, vermouth rosso y Campari. De hecho, el de Revellion, está catalogado como uno de los mejores negronis que se sirven en Colombia. Allí es el rey de los cócteles, pero hay una variada gama para incentivar el paladar: El Negroni momo, por ejemplo, macerado en polvo de cardamomo.

Por este escenario han desfilado artistas de la talla de Alfredo de la Fe, Natalia Bedoya y su espectáculo Martini Blues y Zaperoco Jazz, entre otros. Foto: la Pluma & La Herida 
Ni hablar de la carta de rones añejos de la repúblicas roneras del mundo, como Guatemala, Puerto Rico y Venezuela, sin descontar los de las fábricas locales, y los que vienen cobrando prestigio en el Caribe colombiano, como el Dictador y La Hechicera, este último de la Casa Santana, de Barranquilla, que en su presentación Premium se ha impuesto como una de las marcas de mayor demanda en el extranjero.

Y después de un formidable y variado set de aperitivos, ¿qué tal pasar a manteles?
La base gastronómica de Revellion está constituida por carnes criollas y productos del mar, salmones, meros y una gran variedad de pescados blancos en distintas preparaciones, pero también con una amplia alternativa vegetariana.

Recomendados los medallones de lomo, término azul, bañados en salsa de whisky irlandés y vinagre balsámico; la bondiola de cerdo a la parrilla, marinada en jugo de naranja y Club Colombia roja y especias.

Julián Arango y Antonio Sanint, maestros del stand up comedy, han hecho las delicias del público de Revellion. Foto: Archivo particular
Para los vegetarianos: una deliciosa hamburguesa con base en torta de lentejas y berenjenas asadas, auspiciada de tomate cherry, lechuga y crema de aguacate en pan de remolacha.

Desde que ingresas, Revellion Cultu-Bar pone a tu disposición un viaje sorprendente a través de la Máquina del Tiempo. Sabrás que tienes los pies en Bogotá, pero todo lo que hay allí dentro, su alucinante decorado, la atmósfera magnética que te rodea, la variedad de su música, el deleite de sus platos y cócteles, y el calor humano de sus anfitriones, te permitirán disfrutar de un capítulo perdurable en la memoria y en los sentidos.

Hay momentos inolvidables. Revellion Cultu-Bar es uno de ellos. Regálate esta fabulosa experiencia y compártela con los seres que más amas y valoras. Seguro que te quedará gustando.
En Revellion Cultu-Bar siempre te recibirán con los brazos abiertos.
Prográmate en Revellion

Dirección: Calle 16#4-23, Edificio Hotel Continental, Bogotá (Colombia)
Reservas: 7436950 y 3219967464
Facebook: Revellioncultubar
Horario: abierto de lunes a sábado
Lunes, martes y miércoles de 11:30 a.m. a 12 M.
Jueves, viernes y sábado: de 11:30 a.m. a 3:00 p.m.
Platos fuertes: $35.000 promedio
Menú ejecutivo a medio día: $19.900
Cócteles: entre $25.000 y $30.000

Algunas improntas:

Alfredo de la Fe (ícono de la salsa, violinista, percusionista, director musical)

“Llevo más de 50 años recorriendo bares del mundo y uno cree que ya lo ha visto todo. Revellion me impactó desde el primer día. Nada que envidiarle a los bares de Ibiza, Londres, Berlín, Amsterdam o Nueva York. Bogotá se da el lujo de tener uno de ellos. Te queda la piquiña de volver siempre”.

Gregorio Fandiño (Gerente Restaurante La Bruja)

“Revellion es una invitación al disfrute total, a viajar en el tiempo, a involucrarse en una ruleta de agradables y sorprendentes experiencias. El ambiente es propicio para que un whisky sepa mejor”.

Eric Palacino Zamora (Ejecutivo de marca):

“En Revellion el tiempo pasa volando. Por algo lo llaman ‘La Máquina del Tiempo’. La atención es formidable. Me gustó mucho el ‘pescado borracho’. Desde el Mañe Cayon, en Santa Marta, no había degustado un mero similar. Lo recomiendo”.

María Montoya Cendales (Profesora de ballet)

“Quedé fascinada. Me sentí como Monique Laroche en La vuelta al mundo en 80 días. Revellion está para rodar una película. O una serie de época. Entre Margaritas, me la pasé haciéndome selfies con todos los sombreros. ¡Genial!”.

Rubén Darío Escobar (Consultor financiero)

“Comienzas con una Stella Artois bien fría, acompañada de chicharrones carnudos con yuca, limón y pesto de cilantro. Y de ahí en adelante hasta donde aguante el bolsillo y la imaginación, que no siempre van de la mano. La locomotora, a la entrada de Revellion, ya es una invitación expedita, difícil de pasar por alto”.
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© La Pluma & La Herida

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